Simracing: Qué es y cómo empezar en 2026 (La guía definitiva para novatos)

¡Ey, piloto en potencia! Bienvenido a ZonaSIM, el sitio donde la simulación no se explica… se vive.
Hoy te voy a meter de cabeza en ese agujero negro maravilloso llamado Simracing, donde todos entramos “para probar” y acabamos hipotecando un riñón por un Direct Drive.
Si estás aquí, es por una de estas dos razones:
- Has visto a Verstappen, Lando Norris o cualquier streamer sudando delante del volante y has pensado:
“Yo quiero sentir eso.” - Estás hasta el capó de jugar con un mando y quieres dejar de parecer un taxista de domingo para empezar a conducir como un animal con control.
🙉 Pues escucha bien 🙉
El Simracing NO es "jugar a los cochecitos"
El Simracing es lo más cercano a pilotar un GT3 en Spa-Francorchamps sin tener que vender tu coche, tu Play y posiblemente tu alma.
Es hobby, es deporte y sí: engancha fuerte. Tan fuerte que un día puede que te veas discutiendo en Reddit sobre la dureza ideal de un pedal con célula de carga.
¿Listo para tirarte por la madriguera, Neo?
Porque aquí dentro no hay vuelta atrás.
¿Qué es el Simracing? (Y por qué NO es un videojuego, aunque tu cuñado insista)
Vamos a poner las cartas sobre la mesa desde ya. Decir que el Simracing es “un juego de coches” es como decir que un GT3 es “un coche normalito para ir a por el pan”. Comparar un arcade tipo Need for Speed con un simulador serio como iRacing o Assetto Corsa Competizione es la versión racing de confundir una foto de una hamburguesa con comérsela de verdad. La primera entretiene; la segunda te cambia el día.
En un arcade todo pasa fácil y rápido: frenas en un suspiro, entras en curvas imposibles y, si la lías, rebobinas como si fueras mago. Nada importa, nada pesa. Pero el Simracing juega en otra liga. Aquí no hay atajos ni milagros. El coche se mueve como un coche real, con su peso, su mala leche y sus manías: si entras colado, te vas fuera; si pisas un piano húmedo, el coche te hace la cobra; si calientas mal los neumáticos, prepárate para sufrir. Todo tiene una causa y un efecto, y eso es precisamente lo que engancha.
Los simuladores modernos calculan en tiempo real movidas que en la vida real solo entienden los ingenieros: transferencia de pesos en frenada, temperatura exacta de cada goma, flexión del chasis en plena curva… incluso los circuitos están escaneados con láser para que notes cada bache como en el trazado original. No estás jugando: estás pilotando sin la factura del taller.
Pero si hay un ingrediente que lo cambia todo, el alma del invento, es el Force Feedback. Y no, no hablamos de esa vibración triste que te daba el mando de la Play cuando alguien te disparaba. El FFB es la conexión nerviosa entre lo que pasa en las ruedas delanteras y lo que sienten tus manos. Es ese momento en que el volante te avisa de que estás perdiendo apoyo, cuando notas cómo el coche subvira porque le pides más de lo que puede dar, o cuando de repente el volante se queda ligero porque has hecho aquaplaning y vas directo a rezar.
Cuando lo pruebas, lo entiendes. El Simracing no va de gráficos ni de coches bonitos: va de sensaciones. Y si tu volante no te cuenta nada, no estás haciendo Simracing; estás dando vueltas a un aro de plástico. Y créeme, eso no es lo que has venido a buscar.
Vale, me has convencido. ¿Qué necesito para empezar?
Aquí es donde a la gente se le cruza el cable. Ven en Instagram esos setups de 20.000 €, con leds, pantallas curvas y un cockpit que parece la cabina de un Boeing, y claro… piensan que el Simracing es solo para millonarios o para pilotos frustrados con demasiado tiempo libre. Nada más lejos de la realidad.
Pero ojo, porque aquí llega la trampa mortal del principiante: el famoso error número uno. Ese momento en el que ves un volante de 60 € en Amazon, dices “bah, para probar vale”, lo compras… y a los dos días estás pensando que el Simracing está sobrevalorado. Normal: lo que has comprado no es un volante, es un aro de juguete con vibración de móvil Nokia.
Y no es que sea malo porque sea barato; es malo porque no tiene Force Feedback, y sin FFB no estás pilotando nada. Estás haciendo teatro. Es como aprender a tocar la guitarra con una escoba: puede que te diviertas un rato, pero no vas a tocar un solo decente en tu vida.
Si quieres empezar sin tirar el dinero, necesitas un mínimo de calidad. Nada loco, nada de hipotecarte, solo un punto de partida digno. Y ese punto de partida se llama Force Feedback. A partir de ahí, todo empieza a tener sentido: el coche te habla, tú respondes y, por primera vez, entiendes por qué tanta gente está obsesionada con esto.

El triángulo sagrado del Simracing (y cómo montar tu primer setup sin arruinarte)
Para empezar en serio necesitas tres piezas: algo con lo que conducir, algo donde sentarte y algo donde mirar. Fácil, ¿no? Pues justo aquí es donde la mayoría se lía y termina comprando chatarra con forma de volante. Así que respira hondo, que te dejo la versión corta y clara para no fallar.
El corazón de todo es el volante y los pedales. Aquí es donde empieza la magia y también donde se cometen los mayores crímenes del principiante. Por eso: si un volante no tiene Force Feedback, descártalo sin pensar. No es Simracing, es un adorno navideño con forma de aro. A partir de ahí, eliges tu nivel de locura: engranajes si quieres sobrevivir con lo básico, correas si buscas suavidad real y Direct Drive si te apetece que el coche te pegue una colleja cada vez que tomas un piano mal.
Y, por último, el puesto de conducción. Todos empezamos en una mesa que tiembla más que un chihuahua y una silla de oficina que sale despedida cada vez que frenamos. Funciona… hasta que no funciona. Un soporte plegable te salva los primeros meses, un cockpit tipo Playseat te pone serio, y un cockpit rígido marca el punto sin retorno: ya estás dentro del hobby y no quieres salir.
El Volante: Tu conexión con la pista
El volante es la primera y más íntima conexión con el simulador: no es un adorno, es el altavoz que te cuenta cuándo el coche se enfadan. Un buen volante con Force Feedback te permite entender adelantamientos, subvirajes y pérdidas de agarre como si tuvieras un ingeniero en el hombro susurrando al oído. Si el aro no transmite nada, todo lo demás son fuegos artificiales. Para la sección, presenta desde volantes económicos con engranajes (puerta de entrada fiable), pasando por los de correas (suavidad y detalle) hasta los Direct Drive (brutalidad y precisión).
Logitech G G29 SE Driving Force
- 🏁 El "Kalashnikov" de los volantes. Es duro, es fiable y aguanta lo que le eches. Mil horas, golpes, mudanzas... y sigue dando guerra.
- ⚙️ Force Feedback (de engranajes): El famoso "traqueteo". No es un DD, pero te pelea el volante, te canta los pianos y te avisa cuando el coche se va.
- 👟 El pedal de freno que enseña. Ese taco de goma al final te obliga a PISAR, no a soplar. Aquí es donde aprendes a frenar de verdad.
- 💅 Cuero y metal. El aro cosido a mano y las levas de acero. No es el plástico de un juguete, es el tacto que te hace tomártelo en serio.
- 😈 Todos hemos empezado aquí. Es el volante que te hace odiar tu silla de oficina con ruedas.
Thrustmaster T300 RS GT
- ⚙️ Force Feedback por correas: Aquí no hay "traqueteo" de engranajes. Esto es suave, preciso y te deja sentir el asfalto, no los piñones.
- 👟 Pedales T3PA-GT: Tres pedales de metal. El freno trae un tope cónico que te obliga a apretar de verdad. Esto ya no es un interruptor on/off.
- 🔄 Aros intercambiables: ¿Hoy GT? ¿Mañana F1? Le quitas el aro y pones otro. Aquí empieza la ruina (bendita ruina).
- 💪 El salto lógico del G29: Más fuerza, más detalles. Sientes el coche, no solo los baches. Aquí es donde empiezas a sudar.
- 😈 Si vienes de un G29, esto es como quitarte tapones de los oídos. Si sabes, sabes.
Thrustmaster T248
- ⚙️ Híbrido (Correa+Engranajes): Tiene la patada del Logitech y la finura del T300. Lo mejor de los dos mundos.
- 🧲 ¡Ojo! Pedales T3PM (Magnéticos): Trae los pedales buenos de serie. Precisión de imán (no se gasta) y 4 durezas de freno. Aquí ya no estamos jugando.
- 📺 La pantallita que mola: RPM, marchas, tiempos... Tienes el HUD en el volante. Menos mirar la pantalla, más mirar la pista.
- 💥 Levas Magnéticas: El "CLACK-CLACK" que te hace sentir pro. Respuesta instantánea y un sonido que engancha.
- 😈 Es el T300 para el que no quiere líos y el G923 para el que quiere más chicha. La compra inteligente.
Thrustmaster T128
- ⚙️ Sistema Híbrido: Mezcla correas y engranajes. ¿Traducción? Más suave que un G29 y con más patada que el viejo T150.
- 🧲 ¡Levas Magnéticas! El "CLACK-CLACK" de los volantes caros. Esto es respuesta instantánea, no un botón de plástico blandito.
- 👟 Pedales Magnéticos (T2PM): Sensores de imán. Aquí no hay potenciómetros que se ensucian y fallan. Precisión que dura años.
- 🚥 LEDs para las RPM: Las lucecitas molonas que te avisan cuándo cambiar. Menos mirar la pantalla, más mirar la curva.
- 😈 ¿Un G29 en 2025? En serio, pilla esto. Es el nuevo estándar para empezar.
Pedales: Donde se ganan las carreras (o se pierden)
Los pedales son el secreto sucio del rendimiento. Puedes tener un volante de lujo, pero si frenas por posición con un muelle bonito, tus vueltas serán una ruleta rusa. La célula de carga convierte la frenada en memoria muscular: dejas de pensar en cuánto hundes el pedal y empiezas a pensar en cuánto aprietas. Eso se traduce en menos bloqueos, más consistencia y vueltas más rápidas. Para los productos, separa pedales básicos (suficiente para empezar), pedales mejorados con ajustes y, sobre todo, modelos con Load Cell como elemento a destacar para upsells.
Logitech G PRO Racing Pedals
- 💥 Célula de carga de 100kg: Esto no mide cuánto pisas, mide *cuánto aprietas*. Traducido: frenas con el músculo, no con el tobillo.
- 🔧 Ajustes de verdad: Cambias muelles, elastómeros, dureza, recorrido... Esto es un box de F1 en miniatura, no un juguete.
- 🦶 Totalmente modulares: Mueve el freno, separa el embrague... colócalos como te dé la gana en tu cockpit. Tu setup, tus reglas.
- 🏁 Sensación PRO: No estás pagando plástico. Estás pagando control y la sensación de llevar algo que no se va a romper cuando claves frenos.
- 😈 Si sabes, sabes. No necesitas leer más. Si dudas, es que todavía no los necesitas.
Thrustmaster T3PM
- 🧲 Sensores magnéticos (H.E.A.R.T): Aquí no hay plástico rozando. Esto va con imanes. Precisión que no se gasta, da igual las horas que le eches.
- 🔧 4 durezas de freno: Trae muelles para que dejes de frenar "como puedas" y empieces a frenar "como quieres". De blandito a piedra. Tú mandas.
- 🏋️ Cabezales de metal y base pesada: Písale sin miedo. Esto pesa y aguanta. No estás pagando plástico, estás pagando control.
- 👟 El fin de los "pedales deslizantes": La base tiene agarre y pesa un 20% más que los T3PA. Se acabó el numerito de ir a frenar y que los pedales acaben debajo del sofá.
- 😈 Esto huele a serio. Es el primer paso para dejar de ser "piloto de domingo".
Thrustmaster T-LCM Pedals
- 💥 ¡Célula de Carga (Load Cell)!: Aquí está el meollo. Dejas de frenar con el "recorrido" y empiezas a frenar con "presión". PISAS, no empujas.
- 🧲 Sensores Magnéticos (H.E.A.R.T): Acelerador y embrague sin potenciómetros. Sin desgaste, sin roces. Precisión que no se gasta, da igual las horas que le eches.
- 🔧 Ajuste de dureza (6 muelles): Trae un kit de muelles para que dejes el freno como una piedra o como una esponja. Tú mandas en tu box.
- 🏋️ 100% Metal: Los cabezales, los brazos... Esto es metal, no el plástico de los pedales que te venían con el volante.
- 😈 No estás pagando metal. Estás pagando consistencia en la frenada. Y eso, amigo, son décimas.
Cockpit: La columna principal del setup
El cockpit es la columna vertebral de la experiencia; sin uno decente, todo lo demás se mueve, cruje o se descalabra cuando pones a prueba tu alma. Puedes sobrevivir meses con un soporte plegable, y algunos incluso lo prefieren por versatilidad, pero si el hobby te llama de verdad acabarás mirando un cockpit rígido que aguante bases Direct Drive y pedales de carga sin flexar. En la sección, ofrece soluciones según el espacio: soporte plegable para quienes viven en piso, cockpits plegables tipo Playseat para postureo serio y cockpits rígidos para quien no quiere volver atrás.
Next Level Racing F-GT Cockpit
- 🚗 ¿Fórmula o GT? ¿Por qué elegir? Hoy te tumbas como en un F1, mañana te sientas recto como en un GT. Cambias la postura en 10 minutos.
- 🏋️ Aguanta castigo. Esto es acero al carbono. Le pones un Direct Drive de gama media (tipo CSL DD) y se ríe. No es perfilería, pero casi.
- 🔧 Viene con los deberes hechos: Incluye baquet, guías para el asiento, y soporte para cambio/freno de mano. Montar y a correr.
- 🏁 Se acabaron las excusas de postura. Esto es un chasis de verdad, no un soporte para el volante.
- 😈 Es el paso lógico antes de hipotecarte por un chasis de aluminio. Si sabes, sabes.
Next Level Racing GTLite
- 🚗 Postura de GT, precio de risa. Dejas de ir en la silla de oficina y te sientas como en un coche. Por fin.
- 📦 El "plegar y listo" original. Lo guardas en 10 segundos, con el volante puesto, y liberas el salón. Se acabaron las quejas.
- 🔧 El primer paso serio. Ideal para tu Logitech o Thrustmaster (G29, G923, T300...). Te da la rigidez que tu mesa del IKEA no tiene (y lo sabes).
- ⛔ Ojo: es el "Lite". No vengas a ponerle aquí un Direct Drive de 15Nm o lo vas a desmontar. Seamos serios.
- 😈 Se acabó lo de frenar y que la silla de ruedas se vaya para atrás. Aquí te quedas clavado.
PLAYSEAT Evolution Alcantara
- 🏁 El asiento es el rey: Es un baquet de verdad. Cómodo, te recoge el cuerpo y el tacto Alcantara te hace sentir pro al instante.
- 🔧 El trono del G29/T300: Es la pareja de baile perfecta para volantes de gama media. Rigidez de sobra para no parecer un flan.
- ⛔ El poste en medio: Seamos sinceros. Está ahí. Si frenas con el pie derecho, te da igual. Si buscas hacer punta-tacón... vas a tener que acostumbrarte.
- 📦 "Plegable" (con comillas): Se dobla por la mitad para guardarlo. No es la magia del GTLite, pero te salva el salón.
- 😈 El cockpit que todos hemos tenido (o querido tener). Por algo será.
Nuestra conclusión, un aviso a navegantes
Te lo advertí desde el primer párrafo: esto no es un hobby, es un agujero negro que te traga… y te encanta. Empiezas apretando tornillos en un G29 sujeto a la mesa del IKEA, y cuando quieres darte cuenta estás googleando “cómo esconder un cockpit de aluminio detrás del sofá sin que mi pareja lo note”.
Spoiler: no se puede. Y aún así lo vas a intentar.
Si quieres un consejo de colega de esos que duelen pero salvan carteras es este: invierte bien en lo que importa. Un buen volante y unos buenos pedales te dan más progreso, más inmersión y más risas que cualquier cockpit de 1.000€ donde luego montas un volante que vibra como un móvil del 2008.
Empieza con cabeza, mejora con calma y disfruta del viaje…
Porque sí, amigo: el Simracing es de ida. Y tú ya has pasado la frontera.
Nos vemos en pista. 🚀
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